
Ambición vs. Humildad: la poderosa lección del apóstol Juan según Nelly Tavarez»

El pasado viernes, en un nuevo episodio del programa Devocionales, la evangelista Nelly Tavarez volvió a cautivar con su palabra, comenzando con una frase tan poderosa como inquietante: “Hay personas que llevan felicidad allí donde van; hay otras que la crean cuando se van”. Con esa reflexión, Nelly da entrada a una enseñanza profunda, intensa y transformadora, como nos tiene acostumbrados.
“Bendiciones de lo alto nuevamente. Por aquí, su hermana y amiga Nelly Tavarez”, saluda con su voz cálida, dando gracias a Dios por cada oyente, conectando no solo con palabras, sino con una autoridad espiritual que se siente desde los primeros segundos del programa. No hay duda de que lo suyo no es hablar por hablar: es ministrar, confrontar, edificar.
A lo largo de este devocional, Tavarez centra su atención en el apóstol Juan, trazando con amor y firmeza su transformación de “hijo del trueno” a “apóstol del amor”. Y es que, como ella bien lo enseña, Juan no fue siempre ese discípulo dulce y humilde que terminó escribiendo pasajes cargados de ternura y profundidad. Fue un hombre impulsivo, ambicioso, incluso violento en su juventud espiritual. A tal punto que, en una ocasión, pidió fuego del cielo contra quienes se oponían al mensaje de Cristo.
Pero Jesús —como señala Nelly— no descarta: forma. No rechaza: transforma. Y es esa transformación de carácter la que se convierte en una poderosa lección para todos: “El triunfo consiste en llegar a amar también a los que crean felicidad cuando se van”, afirma, confrontando así el corazón de quienes escuchan.
El mensaje también advierte sobre el falso amor, aquel que abandona la verdad en nombre de la emoción. “El amor y la verdad deben mantenerse en un equilibrio perfecto”, insiste. Y lo demuestra con la experiencia del propio Juan, quien una vez advirtió a una dama que no debía dar la bienvenida a quienes engañaban y se oponían a la sana doctrina. Porque el amor no es tolerancia vacía; el amor genuino defiende la verdad con gracia y se sostiene con justicia.
Uno de los pasajes más potentes del devocional es cuando Tavarez destaca la diferencia entre “desear una posición” y “ser digno de ella”. A través del ejemplo bíblico donde Juan y su hermano Jacobo solicitan estar a la derecha e izquierda de Jesús en el Reino, Nelly subraya que el error no fue el deseo de estar cerca del Maestro, sino hacerlo desde una ambición no purificada por la humildad. “Jesús no los reprendió por desear estar cerca de Él, sino por no entender que el camino a ese lugar es el servicio, no la exaltación personal.”
Juan entendió esto. Y lo entendió tan profundamente que, en su evangelio, no menciona su propio nombre ni una sola vez. Se llama a sí mismo “el discípulo al que Jesús amaba”, no desde la vanidad, sino desde el asombro reverente de haber sido amado por el Maestro. Es el mismo Juan que narra con detalle el momento en que Jesús se ciñe la toalla y lava los pies de sus discípulos, un acto que marca para siempre el verdadero modelo de liderazgo en el Reino: el servicio.
Con voz firme y corazón entregado, Nelly Tavarez concluye este poderoso mensaje afirmando que “quien quiera ser grande en el Reino de los Cielos, deberá ser el siervo de todos”. Así, devuelve al evangelio su centro: no en títulos ni apariencias, sino en corazones humildes, capaces de amar incluso a quienes menos lo merecen, porque son quienes más lo necesitan.
Este devocional no solo instruye: transforma. Nos invita a mirarnos, a examinar si en nuestro camino hacia Dios estamos eligiendo ser siervos o solo buscando tronos. Como bien dice Nelly: “Esto de ser cristianos no es sencillo, esto es serio, señores”. Y con esa seriedad y pasión, nos deja el corazón encendido para seguir creciendo.