Nelly Tavárez exalta la transformación de Mateo y la fe valiente de Tomás en su programa devocional

Con la calidez espiritual que la caracteriza y un mensaje lleno de gracia, la evangelista Nelly Tavarez dio inicio a una nueva entrega de su programa «Devocionales», transmitido desde la ciudad de Nueva York a través de las emisoras de Semillas de Fe.

“Bendiciones desde lo alto, nuevamente por aquí su hermana y amiga Nelly Tavárez”, fueron sus primeras palabras, cargadas de gratitud y emoción. En esta ocasión, la sierva de Dios dedicó la transmisión a reflexionar sobre dos figuras muchas veces subestimadas en el grupo de los doce apóstoles: Mateo, el cobrador de impuestos, y Tomás, el gemelo.

Desde el inicio, la ministra resaltó que Jesús no llamó a los sabios, ni a los poderosos, ni a los religiosos de élite. “Los discípulos fueron hombres comunes y corrientes. Jesús los eligió no por lo que eran, sino por lo que podían llegar a ser en sus manos”, afirmó con contundencia.

Mateo, un alma despreciada que fue escogida por el Maestro

La enseñanza comenzó con Mateo, conocido como Leví, un recaudador de impuestos. En palabras de la predicadora celestial: “Mateo era, en su tiempo, lo que muchos considerarían un traidor al pueblo. Un hombre despreciado por colaborar con los romanos. Y, sin embargo, Jesús lo miró y le dijo: ‘Sígueme’, y Mateo se levantó y lo siguió”.

Este gesto de obediencia inmediata, a pesar de su oscuro oficio, fue para la sierva del Señor una poderosa lección sobre la misericordia redentora de Cristo. “Mateo no se justificó, no puso excusas. Simplemente obedeció, dejando atrás su vida de codicia para convertirse en autor de uno de los evangelios más completos”, enfatizó.

Además, destacó cómo el primer impulso de Mateo al conocer a Jesús fue reunir a otros pecadores para que lo conocieran. “Ese banquete que ofreció en su casa fue una expresión de gratitud y evangelismo. ¡Qué ejemplo más hermoso para nosotros hoy!”, expresó.

Tomás, el gemelo que nos enseñó a dudar… y a creer

La segunda figura destacada fue Tomás, conocido también como “el Dídimo” o “el gemelo”. Aunque popularmente ha sido recordado por su duda tras la resurrección de Jesús, la ministra del Evangelio defendió con firmeza el legado de este discípulo: “Tomás también dijo: ‘Vamos nosotros también para que muramos con Él’ (Juan 11:16). No fue solo un incrédulo, fue un hombre de valor”.

Según la enviada de la palabra divina, Tomás representa a muchos creyentes que necesitan ver para creer, pero cuya fe, una vez afirmada, se vuelve inquebrantable. “No podemos juzgarlo solo por su momento de duda, porque después de tocar las heridas del Resucitado, proclamó: ‘¡Señor mío y Dios mío!’. Fue uno de los primeros en confesar la divinidad de Jesús con tanta claridad”, explicó.

Un llamado a los sencillos y obedientes

El mensaje de la noche fue claro: Dios no llama a los capacitados, capacita a los que llama. La ministra recordó que todos los discípulos, con excepción de Judas, provenían de Galilea, una región rural y sin prestigio. Y sin embargo, fueron ellos quienes transformaron el mundo.

“Jesús no miró títulos, ni apariencia, ni posición social. Escogió lo vil, lo menospreciado, lo ignorado, para mostrar su gloria. ¡Así como tú y yo hoy somos llamados a seguirlo con obediencia y humildad!”, exclamó, invitando a la audiencia a reconocer su propio valor en las manos del Creador.

Celebración y gratitud

La evangelista no dejó pasar la oportunidad de agradecer a Dios por su familia, especialmente por su madre, FioldaLiza, quien celebraba un nuevo año de vida. “Doy gracias por ese ser maravilloso que es mi madre. Pedimos salud y muchos años más para disfrutarla”, compartió con ternura.

Con voz firme y llena de gozo, la sierva cerró recordando que cada día es una oportunidad para que Dios transforme nuestras debilidades en fortalezas, tal como lo hizo con Mateo y Tomás.

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